1000 pesetas de 1937, “Carlos I”, de la emisión fallida de Cartevalori
Durante la Guerra Civil Española, la imprenta italiana Coen & Cartevalori tuvo muchos problemas para entregar los billetes de pesetas de 1937 que le había encargado Franco.
El deseo del numerario propio
El Banco de España de Burgos, con el objeto de generar su propio numerario, no tuvo más remedio que continuar la política de subcontratación de la fabricación de los billetes. Ante la negativa de Bradbury & Wilkinson y Thomas De La Rue, el Gobierno de Burgos recurrió a Giesecke & Devrient, de Leipzig (Alemania) para la primera emisión, la de 1936. Para la siguiente emisión de sus pesetas, que sería fechada en el primer aniversario del alzamiento militar, el 18 de julio de 1937, el Banco de España eligió a la italiana Officine Grafiche Coen & Cía.
El contrato se firmó el 1 de agosto de 1937 y se amplió el 7 de marzo de 1938, con el objetivo de fabricar 98 millones de billetes, repartidos en las denominaciones clásicas de 25, 50, 100, 500 y 1.000 pesetas, todos en calcografía. Pero los Coen no tenían experiencia con esta técnica y tuvieron problemas en la importación de la maquinaria (y probablemente también dificultades operativas). El Banco de España levantó la mano y autorizó el uso parcial de litografía.
Un aviso de falsificación de dinero
El 13 de agosto de 1938, un informe del Servicio de Información y Policía Militar (SIPM) advertía de un posible asunto con moneda falsa impresa en Italia. Una semana después, Coen comunicó al Banco que los billetes de 1.000 pesetas de 1937 no eran satisfactorios y se comprometieron a empezar de nuevo. Un mes más tarde, el Banco de España, contestando a las pruebas de 100 pesetas que le había remitido Coen, instruyó a los italianos a que destruyeran todos los billetes defectuosos.
Aparecen billetes en circulación sin autorización
Y aquí comienza la sorpresa y el misterio que envuelve a este billete que subasta Ibercoin. El 24 de octubre de 1938 se presentó un billete de 25 pesetas en Bilbao y el 26 de octubre uno de 1.000 pesetas en Hendaya.
Dejando todos los detalles de la investigación aparte (disponibles están en la Enciclopedia de la Notafilia y Escripofilia Española para el que esté interesado), la cuestión es que se detectó que el billete original de 1.000 pesetas que habían interceptado en realidad se había enviado el 5 de mayo a Sevilla. Entonces, ¿de dónde sale este billete subastado?
Los italianos no hicieron caso de las instrucciones del Banco de España y, en lugar de inutilizarlos adecuadamente o destruirlos, los habían almacenado sin más. Pese a la vigilancia de los “carabinieri”, algún pícaro, aprovechando el trabajo acelerado por turnos y el gran flujo de personal de la imprenta, fue capaz de extraer unos cuantos de esos billetes para ponerlos en circulación.
Pensemos que al ser descartes, algunos tendrían numeración y otros no. Algunos estaban tachados en azul (sin ir más lejos, el ejemplar que guarda el Banco de España en su colección), pero otros no se tachaban, y ninguno se taladraba para inutilizarse. Según se narra en la documentación del Archivo Histórico del Banco de España, los billetes defectuosos esperaban 2 o 3 semanas en los almacenes a ser destruidos. Tales eran las prácticas irregulares de Coen.
Nuevas averiguaciones y otro ejemplar encontrado
Eduardo Espinosa de los Monteros, del SIPM, investigó por su parte los hechos y encontró que el banco Crédit Lyonnais estaba dispuesto a ofrecer más billetes de esa emisión, aunque luego se echaron para atrás en el momento de la verdad. El 25 de noviembre, el director de la agencia del Banco de España en Tetuán escribió indicando que habían encontrado otro billete de 1.000 pesetas de esa emisión en el Banco Español de Crédito.
Otras investigaciones aparte, el resultado fue que el Banco de España decidió quemar toda la remesa de billetes recibida de Coen en la sucursal de Soria. De ahí la tremenda escasez de billetes de esta emisión fallida, de la que apenas se conservan ejemplares, que, numerados o sin numerar, se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos.
Este billete en subasta
Así pues, podemos deducir que este billete que subasta Ibercoin, y que ha sido profesionalmente restaurado con el objeto de estabilizar el papel ante el claro riesgo de roturas por los agujeros de insectos xilófagos que presentaba cerca de los márgenes, y ya de paso embellecer el rarísimo ejemplar, no proviene de los billetes quemados en Soria, pues no presenta numeración ni muestras de carbonilla o tostados en el papel.
Tampoco presenta la característica tachadura en azul con el que las empleadas de Coen inutilizaban algunos de sus billetes. Pero, pese a la falta de su línea azul (que no siempre hacían), y dado que no tiene numeración, está claro que se trata de un ejemplar que fue sustraído de los almacenes de Coen hacia mediados de 1938 y seguramente almacenado doblado en cuatro durante mucho tiempo y, a partir de un cierto momento, doblado en dos. Las destrucciones de los insectos, o más probablemente roedores por la forma que tienen los contornos, nos hablan de la vida que tuvo el billete.
Diseño del billete
El billete en sí presenta una exquisita orla, plagada de ornamentaciones florales y militares, esparcidas de manera simétrica a izquierda y derecha. El fondo del billete es otro de los aspectos llamativos y muy característico de la técnica que emplearía Coen en otros encargos para España. El fondo está plagado de referencias a la denominación, en letra y número, de manera similar a muchos billetes del siglo XIX, pero con entintados parciales que le otorgan un aspecto muy atractivo.
Técnicamente, esta impresión es incluso mejor que la de 1940, en la que se usaron diversas planchas que no siempre coinciden, mientras que aquí se recurre a una técnica de entintado parcial de una única plancha (impresión Orlov). El centro del anverso está ilustrado con el busto de Carlos V, según cuadro de Tiziano que se encuentra en el Museo del Prado. El reverso representa la escena de la captura del Rey Francisco I por las tropas de Carlos V siguiendo un tapiz que se encuentra en Nápoles, a su vez copia de una obra que guarda el Louvre (o viceversa, que no está claro).
El origen de un monstruo: Giori
Como dato adicional, indicaremos que esta pieza tiene un significado histórico extraordinario, pues si bien se trata de una emisión fallida, cubierta de todo el misterio que tiene por el robo del almacén de Coen, además supone el punto de partida para que Gualtiero Coen se lanzara al mundo de la creación de maquinaria para la impresión de documentos de valor. Su empresa, Giori, a través de las distintas asociaciones que tuvo, llegó a convertirse en la maquinaria de facto de cualquier imprenta de billetes, llegando a producir más del 90% de los billetes actuales. Ese pedido de Franco y este billete tan problemático son el origen de una gran parte de la técnica actual en producción de documentos de valor.
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