- 14 de enero de 2024
- Escripofilia
Las letras de cambio dirigidas a los Aboín: una historia de Ávila
Santos y Mariano Aboín Coronel son dos nombres de los que salvo que fueran tus familiares muy poquita gente habrá oído hablar. Sin embargo, si coleccionas letras de cambio antiguas seguramente te habrás cruzado con sus nombres en muchas ocasiones. Y no, no eran hermanos, sino el padre y el hijo, que usó los mismos apellidos paternos.
El negocio de lanas de Santos Aboín
Santos Aboín Coronel (1771-1841), segoviano de Sepúlveda, trabajó primero como criado de una familia destacada de Ávila. Con el tiempo abrió un pequeño negocio de lanas y telas.
La riqueza generada consigue que Santos participe en política. Se presentó a diputado por Ávila en la lista de Mariano José de Larra, el famoso periodista y escritor, aunque no obtuvo cargo. Sí participaría como segundo alcalde en la Junta Municipal de Ávila que regiría la ciudad durante la dominación francesa.
Luego se convertiría en recaudador de contribuciones lo que le ayudaría a incrementar su patrimonio. Santos tendrá cuatro hijos: Laureana, Enrique, Vicenta y Mariano.
Mariano Aboín, propietario
Mariano Aboín y García, Coronel y Arévalo (1809-1889) aparece en la Gaceta de Madrid siempre como Mariano Aboín Coronel. En otros documentos a veces se le encuentra como Mariano Aboín García o Mariano Aboín-García Coronel. Pues bien, Mariano emparentó con una familia que tenía propiedades provenientes de la desamortización. Sin embargo, ni su esposa ni su hijo sobrevivieron al parto, por lo que en 1855 se casó en segundas nupcias con Inés Rojas Mínguez, de Peñafiel (Valladolid). Pero entre el dinero familiar, la herencia de la mujer y los apaños de las desamortizaciones consiguió forrarse.
Mariano se dedicaba a los negocios familiares y también empezó a prestar a los contratistas del ferrocarril, un negocio que, recordemos, en esa época, era un imán para los inversores y banqueros. Era la promesa del paraíso. Pero como buen adinerado de esos momentos decidió dar un mejor uso a su dinero en la adquisición de propiedades durante las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. Adquirió ochenta y dos fincas por casi 3’4 millones de reales, más allá de otras compras a particulares. De hecho, el palacio de los Velada, enfrente de la catedral de Ávila, se conoce también como la Torre de los Aboín. De tal modo, en 1872 es el tercer mayor contribuyente territorial de la provincia. Tiene propiedades en veintisiete pueblos y en Ávila.
Manuel Aboín, banquero y político
Pero centrémonos en el negocio relacionado con la letra de cambio. Su casa de banca era representante del Banco de San Fernando en Ávila. Luego lo será del Banco de España hasta que renuncia en 1883 por cuestiones de salud. No hay mucha información sobre los tipos de negocios que ejecutaba desde su casa de banca, pero se entiende que serían pequeños préstamos y descuentos a comerciantes locales y de los alrededores.
Como buen rico de la época entró en política. Muchos otros grandes banqueros lo hicieron: Joaquín de Fagoaga, Manuel Gaviria (el del palacio de Gaviria en Madrid), José de Salamanca (archiconocido), Gaspar Remisa (director general del Tesoro), Juan Bruil, Nazario Carriquiri (sí el de los toros), Juan Pombo, Tomás Castellano, Ramón Santillán, etc. A varios los veremos en puestos directivos de bancos y sociedades de crédito (Banco de San Fernando, Banco de Isabel II, Banco de Cádiz, Banco de Zaragoza, Crédito Cántabro) e incluso vestidos de ministros de Hacienda (Salamanca, Bruil). Por su parte, Mariano llegó a ser casi de todo en política aunque no llegó tan alto. Sin entrar en fechas: diputado provincial, alcalde de Ávila, senador, presidente de la Diputación. Le nombraron caballero de la Orden de Carlos III, recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica y el título de conde de Montefrío.
Sus descendientes emparentaron con familias importantes, entre otros, la de Manuel Silvela (diputado, senador, ministro y embajador) o los Sánchez-Albornoz (Claudio, suponemos que el abuelo del historiador del mismo nombre, fue presidente de la Diputación Provincial de Ávila entre 1886 y 1887), además de varios condes. Vamos, que su padre empezaría como sirviente y el hijo se convirtió en uno de los más ricos de España. Cosas del siglo XIX.
Las letras de cambio
Adornamos esta presentación con diversas letras de cambio dirigidas a Santos y Mariano Aboín. Son letras de pagos a comerciantes o particulares, provenientes en algunos casos de personalidades como Joaquín Alcalde e Ignacio de Jugo, de los que ya hablaremos en otra ocasión. A nivel artístico son funcionales y no destacan por nada. Sólo una de ellas lleva firma (Litografía Nueva, Caballero de Gracia, 22), pero igualmente hablaremos de ella cuando toque. Bueno, hay otra de Ignacio de Jugo firmada por Péant, pero ya la sacaremos en su debido momento.
Las letras están fechadas desde 1820 hasta 1862, un largo periodo en el que la casa de banca de los Aboín estaba primero regida por Santos y luego por Mariano.
Los Sánchez Monge
Una de las letras va librada para Juan Lorenzo Sánchez Monge. Dicha familia también se enriqueció con las desamortizaciones y participó en política. Vicente Sánchez Monge fue alcalde de Salamanca, Valentín Sánchez Monge, diputado, y Pablo Sánchez Monge, presidente de la Diputación Provincial de Ávila entre 1872 y 1874. El librador es la compañía Canales, Soulé y Cía, un almacenista de paños de Madrid. No disponemos de más datos de la relación entre ambos.
Juan Ramón y Hermano
Otra de las letras la libra Evaristo Sanz, del que desconocemos quién era, siendo el tomador Juan Ramón y Hermano, de Valladolid. Esta empresa fue fundada hacia el último cuarto del siglo XVIII por los hermanos Joan Ramón Romeu y Roc Ramón Romeu, originarios de Copons (Barcelona). Los Ramón tenían lazos familiares con otras estirpes de comerciantes importantes catalanes: los Vidal y los Jover. Estos últimos los veremos relacionados también en temas bancarios y acabarán por quedarse con todos los negocios de los Ramón.
Anselmo Olleros
En otra de las letras vemos a la Viuda de Olleros e Hijo firmando como libradora. Se trata de la familia de Anselmo Olleros Pérez, que envía 5000 reales de vellón a Gerónimo Marazuela a través de los Aboín.
Anselmo Olleros Mansilla (18xx-1895), su hijo, nacido en Béjar (Salamanca), fue ingeniero militar en las Filipinas. Tomás Olleros Mansilla (1838-1890), otro de sus doce hijos, también estuvo activo en las Filipinas y es conocido por sus informes comerciales, por tomar posesión de las islas Tawi Tawi en nombre de España y por su poesía y sus dibujos.
Pero volviendo a Anselmo Olleros Pérez, éste poseía un batán textil en un paraje denominado El Navazo (Salamanca), junto al río Cuerpo de Hombre, cerca de Béjar. Esa fábrica la había fundado su padre Antonio María en 1824. Sucesivas mejoras y ampliaciones convirtieron el entorno en un relevante complejo industrial con “abundantes y delicadas máquinas de hilar, cardar, urdir, tejer, emperchar, prensar, lavar y hasta lustrar al vapor los paños”. Pero su vida empresarial tampoco se limitó al textil, pues intentó explotar una mina de hierro y participó en 1847 en la construcción de la carretera de Salamanca a Béjar.
Al igual que otros industriales y comerciantes con posibles en esa época, Olleros compró bienes desamortizados, en este caso la copropiedad de dos conventos. Y no puede faltar la política, pues Anselmo fue alcalde primero de Béjar en 1843.
Anselmo Olleros debió fallecer alrededor de la fecha de la letra de cambio. Su sociedad familiar, bajo el nombre ahora de Viuda de Olleros e Hijo, perduró hasta al menos 1888. El “Hijo” al que se refiere el título fue en este caso Ramón, quien dirigió la empresa.
Uno de los nietos de Anselmo, Luis Olleros Gómez, más allá de sus virtudes comerciales en Madrid, fue amigo íntimo de Julio Romero de Torres, a quien encargó un retrato de sus padres y uno propio. Como curiosidad, el negocio que Luis estableció en Madrid era Pañerías Olleros (calle Mayor, 31), en 1863, un establecimiento centenario que opera aún como Fieltros Olleros (actualmente en la plaza del Comandante de las Morenas, 5). Entre sus principales clientes se encuentra la Casa Real, El Corte Inglés, Loewe y la Casa de la Moneda, para la que producen fieltros industriales. Al final todo nos lleva al mismo camino: el dinero.
Gerónimo Marazuela
Vamos a hablar ahora del ilustre tomador de esta letra de cambio: Gerónimo Marazuela Cortés. Natural de Madrigal de las Altas Torres (como Isabel la Católica) fue abogado, presidente de la Diputación Provincial de Ávila entre 1877 y 1879 (justo el sucesor de Mariano Aboín) y gobernador civil de la provincia de Salamanca entre 1879 y 1881. También fue condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.
Y, como tampoco podía ser menos, Gerónimo Marazuela se relaciona con el mundo bancario. En este caso lo encontramos en 1881 como fundador de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca, posteriormente Caja Duero (tras su fusión con la de Soria) hasta su absorción por parte de Unicaja.
No conocemos la actividad de Gerónimo Marazuela en la época de la letra de cambio.
Bibliografía:
- FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, M. – “La trama político caciquil de Larra en las elecciones de 1836. El Español y el Boletín Oficial de la Provincia de Ávila, utilizados en su beneficio”. Textual & Visual Media, 2, 171-188 [2009]
- LINDOSO-TATO, E. – “Las élites del capital: los comerciantes-banqueros en España, c.1840-1874”, Historia Contemporánea, 68, 11-48 [2022]
- MUSET I PONS, A. – “Los Vidal, una estirpe de negociantes catalanes del siglo XVIII”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Hª Moderna, 11, 321-342 [1998]
- QUINTAS RIPOLL, V. – “Los papeles de Rascafría”. Colección La Cuerda Larga. La Niña Golla Ediciones [2020]
- ABC – “La tienda centenaria que surge de banderas al Palacio Real y a las embajadas” [16 de abril de 2016]
- Blog Pinceladas de Historia Bejarana [1]
- Comercios Centenarios de Madrid [1]
- Real Academia de la Historia: [1]
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