Rafael Esteve cumpliría hoy 250 años
Rafael Esteve Vilella fue ilustre grabador valenciano que vivió a caballo entre el siglo XVIII y XIX. De casta le viene al galgo, dicen, y en el caso de Rafael, de antiguo. Su padre, José, y su abuelo, Francisco, fueron escultores. El primo de su padre, Agustín, discípulo de Goya, fue un destacado pintor retratista. El padre de éste, su abuelo y tíos paternos fueron arquitectos de retablos. El hermano de Agustín, José, también fue grabador. Así pues, el apellido Esteve y el arte han estado íntimamente ligados durante siglos.
El caso es que hace justo 250 años que nació don Rafael Esteve. Y poco a nada veréis en los medios sobre él en tan ilustre cumpleaños.
Su entorno
La España de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX fue una época turbulenta, caracterizada fundamentalmente por los reinados de Carlos IV y Fernando VII y la invasión francesa. Eso hace que Esteve sea contemporáneo de la propia Revolución Francesa y de la Guerra de la Independencia, así como de sus protagonistas: Napoleón Bonaparte, el General Castaños, el Duque de Wellington, Juan Martín Díez, el Empecinado, o el General Palafox. Por cierto, casi todos de la misma quinta que el valenciano, año arriba o abajo.
Musicalmente hablando, en España triunfaban las composiciones de Luigi Boccherini y la guitarra de Fernando Sor. La música de Mozart ya había llegado también a las escenas españolas (en 1798 se estrenó “Così fan tutte” en Barcelona). Esteve fue contemporáneo de Ludwig van Beethoven, siendo casi de la misma edad.
Durante la infancia de Esteve, se publicó el primer Diccionario de la Real Academia (1780). Se seguía leyendo y representando a los escritores del Siglo de Oro, como Calderón, pero también las obras de los hermanos Moratín. Entre los principales escritores de la época encontramos a Ramón de la Cruz, con sus sainetes, y a Juan Meléndez Valdés, el principal poeta del momento, con permiso de Manuel José Quintana.
Entre los políticos y pensadores más influyentes de la época destacan los asturianos Jovellanos y Agustín de Argüelles. Pero, sin duda, la mayor influencia en el ámbito económico la protagonizó José Canga Argüelles, también nacido en el principado.
Esta época se caracteriza también por otro hecho curioso: el creciente interés por el Egipto antiguo y las momias, que crecerá progresivamente a lo largo del siglo XIX. Hay que señalar que durante el siglo XVIII el polvo de momia todavía era comercializado como remedio curativo. Aunque también hay que decir que, en la época de Esteve, era más empleado para producir pigmentos conocidos como “marrón de momia”.
Orígenes
Como todo artista de renombre en Valencia, se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, para continuar luego en la de San Fernando de Madrid. Tras colaborar con la Real Calcografía, fue nombrado grabador de cámara en 1799. El cambio de siglo le vino bien. Tras ejecutar retratos de los reyes según dibujos hechos por su tío Agustín sobre pinturas de Goya, entabló amistad con el pintor aragonés. Esteve grabó un retrato de Goya y éste correspondió con óleos al valenciano.
Rafael Esteve ilustró libros como el Quijote y retratos, pero su principal éxito vino de una interpretación al aguafuerte y buril de un cuadro de Murillo. Esta obra, «Las aguas de Moisés», le llevó en 1839 a ganar la medalla de oro de la Exposición de París. El manejo de los matices y medios tonos en esa obra es sencillamente magnífico.
Como consecuencia de ese premio comenzó a recibir otros honores en España. Fue premiado con la Cruz de Carlos III y nombrado director honorario de la Real Academia de San Carlos. A esto siguió su nombramiento como académico de mérito de la de San Fernando, correspondiente de la de París y director de la Calcografía Nacional. Casi nada.
El desarrollo inicial de los billetes le pilló fuera de juego, pues todos los primeros trabajos de Vales Reales y las letras de cambio de la época se las repartían fundamentalmente Lorenzo Sánchez Mansilla, José Asensio y José Arrojo. Otros documentos de valor de la época cayeron en manos de otros ilustres grabadores, como Ballester, Barcelón, Brandi, Fabregat, Martínez de Castro, Minguet, Moreno Tejada, Salvador Carmona o Selma. Si bien fue contemporáneo, era aún joven cuando estos incipientes documentos de valor se fueron creando.
Sin embargo, años más tarde, Rafael Esteve contribuiría a la notafilia española mediante el grabado de las láminas para las emisiones de 1835, 1843, 1844 y 1846 del Banco Español de San Fernando. Estas obras, imposibles de encontrar salvo la emisión de 1835, no reflejan la calidad artística de Esteve, pues, más allá del recargado diseño floral, no tienen el mimo ni el desarrollo técnico que sus otras obras.
Bibliografía:
- Enciclopedia de la Notafilia y Escripofilia Española, Volumen 3, Tomo II
- Wikipedia
- ABC – El remedio curativo del polvo de momia [24 de marzo de 2017]
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